Fundación Fisac | LOS CROQUIS DE LA IGLESIA DE VITORIA
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LOS CROQUIS DE LA IGLESIA DE VITORIA

LOS CROQUIS DE LA IGLESIA DE VITORIA

El proyecto de la Iglesia de Vitoria tiene una larga historia en su desarrollo.

En su estancia en Roma, becado en la Academia Española de Bellas Artes, Javier Carvajal  había conocido y tratado a un joven sacerdote, residente en el Colegio de España: «El proyecto de la Parroquia de Vitoria, enlaza con el interés que animó a muchos de los arquitectos, que terminamos la carrera a finales de los años cuarenta y comienzo de los cincuenta, a plantearnos la necesidad de una renovación profunda de la Arquitectura en general, apoyándonos en el movimiento moderno de anteguerra, enlazando con una actitud renovadora de todo el amplio marco de todas las artes y también del diseño industrial, interés que, tal vez, marcó nuestra vocación de arquitectos. Allí están, para siempre, los nombre precursores de Blanco Soler; de Coderch; de Alejandro de la Sota; Asís Cabrero; Aburto; Fisac y Sáenz de Oíza, maestros, algunos casi de nuestra misma edad, y los de la nueva generación de Molezún, Corrales, Paredes, yo mismo y tantos otros; con Bohigas; Correa; Milá; Moragas y el acompañamiento de prometedores nombres de Barcelona; y otros lugares de España que harían ese recuento abrumador.

(…) Armado con todas estas armas, y animado de todas estas certezas llegué a la Academia de España en Roma, y conocí en esa maravillosa ciudad, en el Colegio de España, a un sacerdote que fue objeto de mi catequesis arquitectónica renovadora, y que con el tiempo llegó a obispo de Vitoria mientras yo seguía siendo un arquitecto entusiasta. Y que cuando se hizo cargo de su diócesis, se acordó del arquitecto catequista para encargarle los proyectos de cinco nuevas parroquias, que a mí me parecieron muchas, pero pocas para mis deseos de renovación arquitectónica, por lo cual le propuse los nombres de cinco arquitectos para dar forma a su deseo: García de Paredes, Molezún, Corrales, Fisac, Sota, y yo mismo. Pero como no había dinero para abordar simultáneamente las cinco parroquias, y como no todos los arquitectos quisieron trabajar emparejados, los encargos se formalizaron tan sólo en cuatro proyectos, de los cuales sólo dos, llegaron a construirse: el de Fisac y el nuestro. Porque, además, el obispo tuvo que sucumbir ante el rechazo de los párrocos y los parroquianos frente a la arquitectura nueva que se les ofrecía. Sin duda esas propuestas, concluye Carvajal, llegaron antes de tiempo”.

Del libro PERIS SÁNCHEZ, Diego. El espacio religioso de Miguel Fisac. Ciudad Real, Serendipia Editorial.

           

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